lunes, 1 de agosto de 2022

Reseña de La Señora March, de Virginia Feito

La señora March

Autora: Virginia Feito

Libro autoconclusivo 

Sinopsis: La última novela de George March es un gran éxito, y nadie se enorgullece tanto de ello como su devota esposa, la señora March, que lleva una vida exquisitamente ordenada en el Upper East Side. Una mañana cualquiera, mientras se dispone a comprar el pan de aceitunas en su pastelería favorita, la dependienta insinúa que la protagonista del nuevo libro de George parece inspirada en ella. Este comentario casual le arrebata la certeza de saberlo todo sobre su marido —y sobre ella misma—. Así empieza un viaje alucinado y alucinante que puede desvelar un asesinato y secretos sepultados durante demasiado tiempo.


Resumen

La señora March es obsesiva. Se obsesiona con cosas que a otros podrían parecerles insignificantes, como detalles en la ropa o determinados gestos. Además, está obsesionada con cómo la ven los demás. Se esfuerza en aparentar todo y está convencida de que es algo que la gente hace por lo general, con lo cual muchas actitudes y detalles le parecen falsos.

Una mañana, yendo a comprar en su panadería habitual, la panadera comenta sobre el último libro de su marido (que está siendo un éxito), y da a entender que la protagonista del mismo está inspirada en ella. La señora March no ha leído el libro, pero sabe que la protagonista es detestable, y que de hecho el punto del personaje es ser odiosa, fea y desagradable.

A partir de allí, sus obsesiones convergen para darnos este libro lleno inquietud.


Reseña

Qué rápido, ¿no? Empecé a leer este libro el viernes, apenas habiendo terminado el anterior (El olvido, de Lucas Gómez Cano), y casi que llego a terminarlo antes de que finalizara julio.

En fin: empecemos.

Me regalaron este libro junto con otro ("Un futuro Anterior", de Mauro Libertella) mis amigos para mi cumpleaños (que fue el pasado veintidós de junio). La realidad es que, más allá de que por supuesto que llamaba mi atención, me decidí a empezar esta lectura en particular y no ninguna otra de las que tengo pendientes porque de casualidad una booktuber que sigo hizo un comentario al respecto en un book haul, y me picó el bichito. De hecho, la booktuber que les comento dijo que el libro no la había atrapado lo suficiente, pero como explicó que tenía que ver con que estaba contando mucho de "la cotidianeidad" de la protagonista, despertó más mi curiosidad. O bien me gusta ese estilo porque me gustan los libros sobre cotidianeidades, o bien es un tipo de thriller que avanza por otro carril y puede llamarme la atención. Y he de decir, sin lugar a dudas, que se trataba de lo segundo.

Empecemos porque el libro es un thriller. Un thriller psicológico, que te mete en la psiquis a la vez obsesiva y errática de la protagonista, y juega con el ya conocido tópico de hacer entrar al lector en un bucle en el que se pregunta: ¿qué es real de lo que estoy leyendo? Al principio, parece ser que simplemente la protagonista es excesiva en su obsesión y compulsión, y que se fija en "las cosas equivocadas". Saca de contexto pequeños detalles, se fija en ellos y les da una importancia descomunal, y uno como lector, que no sólo lo ve de afuera sino que tiene otro juicio (más equilibrado), primero siente que únicamente se le está presentando el tipo de personaje que es, pero no duda particularmente de la veracidad de los hechos, por poner un ejemplo.

Luego, la autora pone poco a poco pequeños elementos que hacen que comiences a dudar de la veracidad: de lo que está contando la protagonista, de su inocencia, pero incluso también de su culpabilidad. En resumen, que empieces a dudar de lo que está pasando, y no sepas muy bien en qué creer, o en quién. El famoso fenómeno de no creerle ni siquiera al narrador (que, por cierto, se mantiene en tercera persona todo el tiempo, y no es casual).

El recurso no es nuevo: se ha utilizado en numerosas películas y libros (e incluso series, supongo, aunque no veo muchas así que no podría dar fe). Un ejemplo que me gusta y disfruté mucho es "Pienso en el final", dirigida por Charlie Kaufman, pero hay muchísimos otros.

El sabor, entonces, del libro, está en lograr hacerte dudar. Así como un policial tradicional te hace dudar sobre todos sus personajes antes de revelar quién es el culpable del crimen, este thriller se enorgullece de que pienses hasta en la posibilidad de que todo sea un montaje por parte de la protagonista que en realidad está en una isla desierta luego de hacer chocar un avión por accidente y habla con los cadáveres que la rodean.

No sé, por poner algo bien aleatorio.

Luego llega la parte del final, en el cual hay tres opciones: contarte, dejarte la duda (a libre interpretación), o un matiz: contarte algo que termine de hacerte dudar, que te revele la mitad de lo sucedido y el resto sea más dudoso aún.

Es difícil construir eso. Por un lado, porque implantar verdadera duda en el lector cuesta trabajo. Hablamos siempre del pacto "lector-escritor", en el que el lector consiente dejarse sumir en el mundo que el escritor le presenta. Ya de por sí, respetar ese pacto y que no se rompa (que el lector encuentre inverosímil lo que lee, que no logre adaptarse al mundo porque no está bien construido), es difícil. Hacer incluso algo más (provocar ansiedad de tan metido que estás, o miedo, o felicidad, tristeza, etc.), todavía lo es más. Pero hacerte dudar de las reglas del mundo en el que consentiste entrar sin que se corte el hilo que te mantiene atado al "contrato", es muy difícil. O por lo menos eso pienso yo.

La autora lo hace bien. No diría que excelente, pero sí que lo logra. Podría decirse que el libro tiene un mal aftertaste*. Uno lo lee, duda, se sumerge...pero cuando termina de leerlo, piensa: ¿y esto para qué? Sobre varias cosas, y lo hacen a uno sentirse un poco timado. Ya les mencioné en alguna ocasión (creo que varias) la impotencia de que un policial resuelva su misterio con un personaje que no te ha dado la posibilidad de elegir como tu apuesta, sacándoselo de bajo la manga a último momento (un tío lejano que al final tenía una conexión desconocida, por ejemplo). En este caso, es algo así: me sentí un poco chantajeado con que algunos detalles hubieran sido puestos ahí únicamente para generarme más confusión, y no porque verdaderamente aportaran algo a la trama. Ojo, no digo cosas como detalles al narrar. Digo "arcos" enteros. Un ejemplo en este libro es la subtrama del hijo del matrimonio, Johnattan, que es inquietante, agregando presión a las preguntas que uno como lector se hace: ¿qué es real? ¿Qué imagina la protagonista y qué está pasando de verdad? ¿Qué estoy pasando yo, como lector, por alto? Pero luego...queda olvidado bajo las tramas que adquieren más protagonismo (un posible asesinato, algunas confabulaciones...). O sobre todo la trama del viaje a Cádiz.

No obstante, he de decir que me gustó mucho la manera en la que están narrados los momentos más caóticos de la protagonista. Los deslices, delirios (¿o no?), los momentos imposibles...los momentos en los que niega categóricamente la realidad, también. Te sumerge en su juego. Por ejemplo, hay un momento en el que la citan al colegio para hablar de algo que hizo su hijo, y de alguna manera consigue hacerte leer la escena y salir de ahí sin saber qué ha hecho su hijo, a pesar de que se lo dicen.

Por otro lado, creo que no me terminé de creer en ningún momento una posibilidad que es totalmente (en mi opinión) sustancial para este tipo de propuestas, que es: ¿qué tal si todo esto de verdad está ocurriendo? Y (también en mi opinión, evidentemente) creo que lo que le faltó agregar a la autora para eso es permitir que la señora March dudara de sí misma y de su juicio en algún momento. Paradójicamente, es una señora muy insegura. Pero no duda realmente de que algo de verdad al menos hay en todo lo que sospecha, así que es difícil que vos te lo creas sin más (porque es demasiado obvia la falta de juicio). Tal vez podés creerte que pequeños detalles son reales, pero termina dando la sensación de que es obvio que la historia que se inventa es eso: una historia inventada. La (correcta) elección de la tercera persona le jugó en contra en ese punto.

Ahora: por qué correcta elección de la tercera persona. Porque en parte la "gracia" del personaje es su total despersonalización, su total desarraigo de sus emociones y sentimientos, y su incapacidad de entenderse realmente a sí misma. La cúspide de esta característica es que en todo momento se la menciona como "Señora March" o similares, pero no conocemos su nombre hasta, literalmente, la última frase, en la que para colmo la protagonista está hablándose en tercera persona. Otro elemento de esta característica es que en repetidas ocasiones la Sra. March ve "otras señoras March" en espejos, en la calle, en su reflejo (esto sucede al principio del libro, no es spoiler). Tiene una potente y marcada desconexión consigo misma, a la vez que nos sumerge de lleno en su incesante maquieno ansioso mental.

Me pareció muy realista la recreación de los saltos mentales ansiosos propios de estar obsesionado sin querer con cosas absurdas. Recrear conversaciones, pensamientos intrusivos que interrumpen tu día con los escenarios más caóticos, absurdos, violentos o preocupantes posibles y te llenan el pecho de angustia y ansiedad.

En fin. El libro me gustó, me gustó mucho. Me atrapó, me interesó, me mantuvo, pero siento que en lo técnico podría haber sido mucho mejor y haberme hecho disfrutar más. Los detalles que menos me gustaron tienen que ver con esto de las tramas que quedan en la nada (las que ya mencioné, pero también hay más, acciones que quedan inconclusas, sin ninguna repercusión en particular), y con la "no-duda" de la protagonista sobre la (aunque sea menor de la que le gustaría) cuota de verdad en su juicio.

Lo recomiendo. Es entretenido, sobre todo. Me gustaría mucho verlo adaptado en el cine, creo que los toques visuales le agregarían un poco de lo que a mi parecer le está faltando.

Por último, me pareció muy curioso que la autora es española, escribió el libro originalmente en inglés y no lo tradujo ella misma.

Nada, eso.

Mi puntuación:

7/10

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