domingo, 15 de mayo de 2022

Reseña de La otra hija, de Santiago La Rosa

La otra hija

Autor: Santiago La Rosa

Libro autoconclusivo

Sinopsis: El nacimiento de su hija Luna no trae certezas para el joven protagonista de esta novela sino miedo y preocupación, y es en su padre adonde va a buscar consejo, como lo hizo siempre. Pero ese hombre brillante y encantador, que viaja por el mundo dando conferencias y parece tener la mejor solución en cualquier circunstancia, de un día para el otro desaparece de su vida sin dar explicaciones. La decisión es tan inesperada que no puede sino despertarle un sinfín de preguntas. ¿Quién es en verdad su padre? ¿Qué lo hizo actuar así? ¿Qué hay de cierto en todos los relatos que le contó? En la galería oscura que parecen ser las muchas vidas que hay tenido, hay un misterio que obsesiona al protagonista: ¿qué ocurrió con su primera esposa e hija? Mientras se esfuerza por llevar adelante una familia y entenderse con la pequeña Luna, se da cuenta de que, hasta que no encuentre algunas respuestas, no podrá escribir su propia historia ni estar en paz.

Resumen

El protagonista de esta novela inicia un recorrido por su historia familiar, más específicamente la historia de su padre, en busca de respuestas que lo ayuden a encajar las piezas del rompecabezas que le faltan para plantarse él mismo como padre.


Reseña

Me gusta la forma en la que este libro aborda el tema que se propuso tratar. Creo que su eje central es el dúo ser padre-ser hijo. Desde el título está presente: "La otra hija" que no es la hija que nace y a la que paternás, sino la que tenés que encontrar y modificar además, tus expectativas, miedos, esa otra que no es una persona sino una proyección y sobre la que vas a tener que trabajar. No obstante, además de ser esta proyección, en este caso se materializa en esa otra hija que el padre del protagonista tuvo y de la que nunca les habló particularmente. Casi nunca aparece nombrada como "la hermana" del protagonista.

La historia, en términos de qué va pasando, es funcional a una intención más abstracta, que es justamente explorar qué implica ser padre, hasta cuánto hay correlato en la realidad de quienes somos y lo mucho que pueden variar las percepciones sobre alguien dependiendo de quiénes éramos cuando los conocimos, y qué esperaban o proyectaban los otros en nosotros.

Aparece como central la "macrobiótica", que en líneas generales sería una corriente de alimentación que busca encontrar dietas específicas para nutrir al cuerpo de lo que necesita para cosas como: sanar el cáncer, la tuberculosis, y estar más balanceado mental y emocionalmente en general. Uno de los referentes de esta materia que conoce el protagonista dice, textualmente: "Todo eso que lo enfermó hace décadas, ese hígado desgarrado, esa palidez, todo sigue dando vueltas, lanzado hacia afuera" (p. 217). En general es una idea que se repite de distintas formas a lo largo del libro: hablan y trabajan el tema de cómo lo que nos enferma lo escupimos de una forma u otra. Desde cómo el protagonista ve en su hija problemas propios, "(...) dijo que me tenía que dejar de joder con Luna: que el problema era yo" (p.138), hasta referencias a que su padre se convertía en lo que era necesario, o "(...) tu papá lee la contratapa de un libro y te lo explica, no como si lo hubiera leído, sino como si él mismo lo hubiera escrito" (p. 166).

El libro habla del molde de la propia identidad y busca sus límites, todo relacionado más particularmente a ser padre e hijo. ¿Los otros ponen el molde? ¿Tiene sentido investigar entre los vínculos que su padre ha tenido a lo largo de los años para preguntarles quién es su padre? Teniendo en cuenta lo mucho que se contradicen estas historias, y lo mucho que varios personajes terminan embarrándose incluso entre sí, es imposible sacar una conclusión exacta de la cronología de vida y las características humanas del padre del protagonista (que, por cierto, no tiene nombre, así como tampoco lo tiene el protagonista). Lo único que sí nos queda, es decantarnos por una u otra versión, o inventarnos la propia.

Frente a eso se encuentra también el protagonista: jamás podrá conocer "la verdad" sobre su padre, sino que deberá tomar los retazos que quiera y unirlos como quiera. El libro lo materializa en personajes que siguen estas características, pero creo que es porque en el fondo quiere hablar de esto.

Un último detalle que me gustó mucho: no hay cuadros de diálogos en el libro. Está todo integrado. Creo que ayuda a destruir la barrera entre el otro y nosotros, particularmente con el padre del protagonista: lo que el padre "es", lo que le dicen que "es", y lo que el protagonista piensa que "es" está todo mezclado en el mismo amalgama, el mismo párrafo ininterrumpido de ideas, únicamente diferenciadas por comas (y por lo que el lector y el protagonista sean capaces de diferenciar). A fin de cuentas, nosotros ponemos esa barrera, donde podemos, queremos y donde nos conviene también. Cuando nos conviene huir, lo hacemos, y cuando nos conviene ver lo malo en el otro, también.

Pongo un ejemplo para que quede un poco más claro. En vez de que el diálogo sea así (el ejemplo es inventado):

"-Hola-saludó-. Un gusto verte, ¿cómo andas?

-Bien, ¿vos?".

Es así:

"Hola, saludó, y me preguntó cómo andaba. Bien, le respondí, y aunque era de cortesía, quise enfatizarlo para que no sacara falsas conclusiones luego".

La verdad es que me gustó muchísimo. Mi novio me lo regaló junto con Transradio, y antes de leerlos estaba seguro de que Transradio iba a gustarme más. Pero no fue así: este libro me encantó. Es interesante y profundo y está muy bien armado. Como dije al principio, me gusta cómo aborda el tema que quiere tratar. Tengo ganas de quedarme pensando más significados que seguro están ocultos en decisiones que parecen arbitrarias pero no lo son.

Mi puntuación:

10/10.

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