jueves, 20 de septiembre de 2018

Reseña de Yo nena, yo princesa, Gabriela Mansilla

Encuadernadores, les traigo una nueva reseña.

Yo nena, yo princesa: Luana, la niña que eligió su propio nombre.
Autora: Gabriela Mansilla
Publicado por Ediciones UNGS
Libro autoconclusivo/no ficción.


Resumen - Sin Spoilers

Este libro cuenta (desde la perspectiva de su madre) la historia de la niña transexual más joven en obtener su DNI con la identidad de género correspondiente en todo el mundo. Luana, con seis años, recibió el DNI con su nombre y su género correctos: es una chica trans.


Reseña - Sin Spoilers

Primero quiero contarles que esta historia llegó a mis manos gracias a mi preceptora, fue un regalo cuando le comenté que quería que me llamaran Federico. Es una persona hermosa y llena de bondad. Muchas gracias, si estás leyendo esto.
Este libro es maravilloso. Es muy conmovedor, es una historia real, y las palabras de la madre llegan al corazón. Realmente es una historia tan cargada de sentimientos que me resultó imposible apartarme de ellos: lloré en varias ocasiones. A veces, de impotencia; otras, de amor.
Cuenta una historia enriquecedora, muy interesante y sobre todo, como ya dije, conmovedora. Realmente vivimos el día a día de esta niña que tiene muy en claro lo que le pasa pero que no es escuchada desde que lo dice por miedo. Y la verdad quedé maravillado con lo increíble y fuerte que es la mamá de Luana y Federico, con lo amorosa y paciente que es, con su dedicación.
A lo largo de todo el libro realmente se nota cómo la madre va cambiando, va entendiendo, va aceptando; y cómo se arma de valor muchas veces para poder enfrentar situaciones adversas, violentas y horribles.
Lo recomiendo muchísimo. Es algo largo, pero se lee enseguida; lo que sí, a veces hay algunas partes que me salteé porque eran algo repetitivas (si bien es conmovedor y es la historia tal cual pasó y a fin de cuentas es un diario, había momentos que me parecieron, a mí, explicativos de más).
No hay mucho más para decir. No puedo opinar de la historia ni de lo que hizo Gabriela porque es una historia real y sé que hizo todo lo posible para que Luana fuera feliz, para entenderla y para poder acompañarla como es debido.
Mi puntuación:
10/10.
Léanlo. De verdad. Les va a venir bien.

domingo, 16 de septiembre de 2018

ADAPTACIONES | De libro a película

Muchas veces he escuchado decir, he leído o lo que sea, lectores disconformes con la adaptación al cine de su libro favorito o simplemente uno que leyeron.
Entonces se me ocurrió que era importante hacer una (esta) nota para aclarar un par de puntos.
Acá va:

1) Adaptación
Hay que tener en cuenta que el pasaje a película de un libro es una adaptación, no una copia ni mucho menos. Siempre se aclara esto, pero es importante entenderlo porque ya de por sí es absurdo criticar a una película basada en un libro porque no sea 'fiel a la trama' o 'fiel a la cronología'. Ahora, el tema está en el por qué es una adaptación. ¿Por qué no es una copia exacta de todo lo que pasa en el libro? Bueno, por varios motivos. Primero: está dirigida a otro público. El público lector es diferente al público del cine, que acude a ver algo diferente a lo que buscamos cuando leemos un libro. Cuando hablamos de cine tenemos estándares distintos, opiniones diferentes e influyen distintos factores para que nos guste una película que no están presentes siquiera cuando degustamos un libro.
Une directore de cine tiene otros recursos narrativos, y son distintos los recursos filmográficos para captar la atención del público que los que utilizaría une escritore. Son distintas las técnicas, hay planos de filmación, las cosas se transmiten de una manera diferente y se reciben de otra forma también. Entonces, tal vez si con una escena detallada une escritore transmite algo, lo importante no es que se sigan los detalles sino que se transmita algo similar. En resumidas cuentas, teniendo en cuenta que tanto los públicos como los recursos y el formato utilizado son distintos, no se puede esperar una copia exacta (además de que siempre se 'alerta' de que no lo será, puesto que se llama 'adaptación').

2) Detalles
Cuando hablamos de lectores un poco más empedernides, probablemente se escuchen críticas a la cantidad de detalles (pero en serio, detalles) que no son iguales. El color del pelo de le protagonista, el vestido, un escenario de x o y manera, etc. Si bien es cierto que hay algunos detalles que deben mantenerse fieles, no todos deben, y algunos no se puede mantenerlos iguales. Por ejemplo, si es importante que le protagonista sea pelirroje por algún motivo, o si tiene alguna deformación en el cuerpo que resulta relevante en la trama o que explica algo, es importantísimo que se mantenga. Pero si por el contrario son detalles menores que no aportan nada y sólo enriquecen la lectura, no tienen por qué mantenerse iguales.
Un detalle sobre una habitación en un libro es algo decorativo que expresa cómo sintió le escritore que debía ser esa habitación, pero a la hora de imprimirlo en una película o serie ese detalle pasa a tener otra importancia y es que el libro no es (solamente) algo visual (no importa, a fin de cuentas, si una cortina es roja, porque no la estás viendo, y da pie a que te la imagines de muchas formas), pero el cine . En el cine es muy importante el tema de la ambientación, porque los colores, las texturas y la disposición transmiten sensaciones e ideas. Entonces, le directore puede considerar cambiar determinados detalles decorativos o estilísticos como colores, atuendo, o incluso algún detalle menor de algún personaje (edad, altura...).
Asimismo, hay detalles que es imposible satisfacer, ya sea por falta de presupuesto o por falta de capacidad técnica. Tal vez hay escenarios o momentos que le escritore podía imaginar a rienda suelta pero que a la hora de practicarlos en el rodaje de una película resultan imposibles de mantener.

3) Actuación
También, y como último punto antes de dar un cierre a esta nota, hay que tener en cuenta las limitaciones actorales. En el libro todos los personajes encajan a la perfección en su papel, y las actitudes no parecen forzadas porque son les originales. Pero hay que tener en cuenta que siempre hacer una imitación es difícil, y más aún cuando a le que se está imitando es a un personaje ficticio. Asimismo el casting puede ser casi perfecto pero les actores y actrices siempre van a tener alguna falla o desencuentro con el personaje comprensible y humano.

En resumen: es importante no perder de vista que siempre que hablamos de un libro a película hablamos de una adaptación, y que le directore de la misma adecúa los párrafos y párrafos que escribió le escritore a solas con el papel (era sólo elle y sus ideas) al rodaje de una obra cinematográfica que conlleva coordinar varias personas (actores/actrices, estilistas, camarógrafes, etc.), y que atiende a un público diverso.

Eso es todo, ¡gracias por leer!

viernes, 7 de septiembre de 2018

Insta Love | Análisis aplicado

Instalove: ¿cómo afecta en la sociedad de hoy en día? ¿Afecta a las relaciones actuales?


El "instalove" es un fenómeno literario que tuvo mucho auge en la literatura juvenil romántica de hace un par de años (2014-2016/7, aproximadamente), aunque viene existiendo desde hace décadas y aún perdura en algunos escritos actuales. Básicamente, a lo que refiere este término es a un amor a primera vista, conciso e indudable: desde el primer momento todes (les protagonistas y les lectores) saben que eso es amor, que es verdadero y que va a terminar concretándose en algún momento de la trama, aunque a veces se les pongan complicaciones en el medio o negación por parte de les protagonistas que no quieren "ver la realidad innegable".
Tuvo su boom (cómo casi todos los tópicos juveniles en general) entre 2014 y 2017, al menos en español; esta literatura vendía y la romántica tenía muchos ejemplos de instalove por doquier.
Ahora, ¿alguna vez nos paramos a pensar en qué implica este tópico?
Es decir, sí, el chico y la chica (porque la literatura juvenil romántica suele ser heteronormativa, pero también aplica a los ejemplos de libros lgbtiq que incluyan instalove) se enamoran apenas se ven, dan indicios de que algo en esa otra persona es distinto a lo que vieron en el resto, que se sienten diferente, lo que sea: hay algo fuera de lo común; luego se desarrolla la narrativa y los personajes se van acercando cada vez más, normalmente con algo de conflictividad para desarrollar una relación por el hecho de que algune de les dos no quiere admitir que ama a le otre, u otras causas varias.
Pero pensemos bien el concepto: ¿qué estamos enseñando con esto? Todo el mundo sabe lo que va a pasar, e incluso nos enojamos si la (suele ser "la") protagonista da indicios de no querer quedarse con el (suele ser "el") protagonista, porque es obvio que están súper hechos para estar juntes. O sea, ¿qué? Más allá de que es imposible enamorarse a primera vista porque el enamoramiento sano pasa por un conocimiento de muchas cualidades de una persona que no se adquieren por los ojos, ¿desde cuándo una relación está predestinada y no podemos decir que no la queremos? ¿No suena esto un poco...cuanto menos intimidante? Resulta manipulador, creo yo.
Si lo aplicamos a otras situaciones cotidianas, encontramos que nunca es la respuesta a ninguna situación "estaba predestinado, no importa si parece que la otra persona/yo no quiere". Este pensamiento sólo fomenta cosas como el acoso, la violación, la manipulación, la cohersión, entre otras. No hay ninguna situación que "tenga que ser", no importa cuál sea el punto de la trama: si no querés que sea, no es.
Y es cierto que está planteado en los libros como algo que en realidad era un equívoco: la protagonista estaba equivocada sobre el mal carácter del protagonista, en realidad era súper tierno, o lo que sea...pero ¡no! ¿Cuántas veces vimos a la protagonista decir "en realidad esto no era lo que tenía pensado y me cabrea que haya salido así"? (aunque sea en otras palabras)
A veces la protagonista tiene "sentimientos encontrados", porque hay muchas actitudes del protagonista que no le gustan (porque sean tóxicas o por el motivo que sea), o no le atraen, pero tiene otras que sí, y esto perpetúa pensamientos como el de "va a cambiar" "si te cela te quiere" "sólo me pegó una vez" "se enoja y rompe cosas pero después me compra flores, así que está todo bien"...y ninguno de esos pensamientos es sano.
Bueno, eso, quería acercarles un poco de análisis sobre el instalove (que están invitades a seguir por privado o en un comentario o donde quieran).
Un abrazo <3

miércoles, 5 de septiembre de 2018

¿Disforia? | Hablemos un poco de género, de géneros no binarios, de estereotipos

Esta entrada no tiene que ver con libros, así que si es lo que estás buscando, no la leas. Es algo importante para mí y quería dejarlo plasmado en este blog.


¿Disforia?





Hola. Les vengo a contar un poco de una situación que vivo desde hace ya bastante tiempo, pero que se agudizó (y mucho) hace un mes/tres semanas, y a incluir una reflexión.
Concepto a tener en cuenta antes de empezar: expresión de género. Hace referencia a la expresión social del género, es decir, a la impresión social que deja el género de una persona. Por ejemplo, actualmente alguien es “más masculino” si tiene la voz grave.
Ahora sí, empecemos.
Hay algo en lo que creo que todes estamos de acuerdo: los estereotipos de belleza, los cánones, son un asco. Hacen que muchísimas personas tengan problemas con su cuerpo y se odien a sí mismas por no poder alcanzarlos, hacen mierda relaciones que deberían ser tan sanas como la de una persona con la comida, inventan complejos por doquier…
Ahora bien, estos son los problemas cisgénero con los cánones. O, mejor dicho, esto es respecto a los cánones cisgénero. Porque hay una parte que todavía no sale tanto a la luz de este gran problema y es: ¿qué hace la gente que no entra ni en un estereotipo ni en otro? Es decir: no es sólo que tiene celulitis, o que tiene estrías, o pesa tanto, o tiene las orejas de tal manera, o los cachetes de esta otra. No es que su pelo es así, o que no le entran estos pantalones. Es que, además, según la sociedad debería entrar en “el otro” estereotipo.
Voy a tratar de explicarme mejor. Una persona nace con genitales “femeninos”, y durante toda la vida le enseñan qué cosas tiene que hacer para verse bonita: cómo vestirse, cómo peinarse, cómo actuar, etc. Supongamos que esta persona de genitales “femeninos” es un chico. Es decir, es un chico trans. ¿Qué se hace con esto? Porque ahora empieza a aplicarle el estereotipo “masculino” (si es que se le reconoce su identidad). Pero, al mismo tiempo, no deja de aplicársele el femenino, porque esa persona sigue viendo feos su celulitis, su falta de cintura, sus piernas no tan estilizadas...tiene ese estereotipo en el cerebro. Pero ahora también se le suma que la gente, por ese cuerpo “femenino” que tiene no atinará a llamarlo por el pronombre que prefiere; van a decirle “ella”, indefectiblemente, si no cuando lo ven, al menos cuando escuchen su voz. Y esto lleva a este chico a decir: es que no parezco un chico. Y ahí está el problema de nuevo: ¿qué es parecer un chico?
En resumen: la gente le aplica sin pensarlo los estereotipos femeninos y eso lleva a aplicar los masculinos también (si este chico va a una fiesta con un top y un pantalón corto se criticarán las cosas que se le critica a una mujer por no seguir los estándares y además se lo tratará en femenino asumiendo su identidad de género, lo cual es apartarlo de su masculinidad por no seguir el estándar masculino).
Ahora bien, ¿qué tiene que ver esto conmigo? Bueno, resulta que yo era declaradamente bigénero, pero la gente seguía tratándome en femenino, y normalmente eso no me generaba ningún problema serio, más que una leve molestia. Pero, tonto de mi, siempre decía que no pasaba nada y que como el género lo defino yo no importa cómo me vea la gente. Me vestía con la ropa que yo quería y que a mí me gustaba, y obviaba que la gente no me tratara con los pronombres con los que me sentía identificado ese día. Porque sí, soy bigénero (o esa es la palabra que encontré más adecuada), pero hay días en los que realmente me siento masculino, y puede que esos días quiera vestirme con tops y shorts y usar maquillaje, y eso no me hace menos masculino porque hay tantas masculinidades como personas de género masculino (parcial o totalmente) hay en el mundo. Yo vivo mi masculinidad y/o mi femineidad de la manera que me siento más cómodo, la que va más conmigo, la que me gusta, pero por culpa de un montón de estándares al respecto, de trabas, de restricciones, la gente no me va a ver como masculinidad si no “parezco” una, ni una femineidad si no “parezco” una.
Quiero ahora retomar un tema que dejé pendiente de hace dos párrafos. Puse entre comillas “femeninos” cuando hablaba de genitales. ¿Por qué lo hice? Porque me parece que ahí inicia el problema. Si tiene ovarios, vagina, útero, y cromosomas xx, es una mujer; si tiene pene, escroto, y cromosomas xy es un varón. Pero, ¿por qué? ¿Quién dijo eso? La genitalidad no define nada, no define que yo me perciba como una mujer o como un varón, entonces, ¿por qué deberíamos seguir perpetuando que hay genitales masculinos y femeninos, cuando en realidad los genitales no tienen género? No, no tengo genitalidad femenina, tengo cromosomas xx y eso hace que pueda gestar, y punto. No me hace más o menos masculino. Decir que sí lo hace implica asumir que un hombre trans jamás será “tan hombre” como un hombre cis, incluso aunque se hormone y se opere, pero esto no es así. Incluso entre la gente cis: que una mujer cis sea rubia no la hace más ni menos femineidad que una mujer morocha, porque sus respectivos pelos no representan su feminidad ni la definen. Bueno, exactamente eso: mis genitales no representan ni definen mi género, mi masculinidad ni mi femineidad, tampoco lo hace la ropa que me pongo ni mis gustos musicales o deportivos. Yo puedo, por ejemplo, sentirme más masculino un día porque me desperté y sentí mi voz más ronca. Y eso construye mi masculinidad: ese día me voy a expresar de la forma que yo considere masculina, y a lo largo de todos mis “días masculinos” voy a ir construyendo mi masculinidad que es sólo mía y sólo aplica a mí. Que yo me sienta más masculino porque tengo voz ronca no significa que otra persona no pueda sentirse más masculina por tener la voz aguda.
Y todo esto nos lleva a la pregunta más compleja de todas: ¿qué es, entonces, la “masculinidad” o la “feminidad”? ¿Por qué existen siquiera esas palabras? ¿No podemos simplemente tratarnos como personas, haciendo lo que nos plazca cada día, sin tener que asociarlo a un género?
Sí, podemos, pero hoy en día existen los géneros, y como tanto les gusta decir a algunas personas, lo personal es político; entonces si yo hago cualquier cosa lo estoy haciendo como mujer al mismo tiempo que lo estoy haciendo como yo, porque tengo pasado, tengo cosas inculcadas, tengo sociedad en mi esquema. Fui criada, no criado, justamente porque la sociedad dictaminó mi género desde un principio, y se me fueron abriendo determinadas puertas teniendo en cuenta mi género porque la sociedad lo considera relevante.
Entonces: sí, podés “siendo mujer” jugar al fútbol, pero si no empezamos a determinar que las femineidades y las masculinidades son individuales y autopercibidas y son un espejo personal de una construcción social, histórica y política, y las fragmentamos lo más posible, jamás vamos a lograr que termine por dejar de importar el género.
Cuando el mundo tenga asumido que no puede percibir a alguien como “él” o como “ella” sin preguntarle primero sus pronombres o qué pronombres prefiere, porque no hay una expresión de género más válida que otra, entonces habrá entendido que a fin de cuentas no era tan importante que fuera “él” o “ella”. Y ahí podremos hablar de que llegó la hora de que dejemos de hablar de géneros, de que llegó la hora de que neutralicemos el lenguaje, etc.
¿Cómo entra el feminismo en todo esto? ¿Es esta idea autopercibida del género una forma de desmembrar el feminismo y quitarle valor?
NO. Para nada. Es simplemente paralelo. Mientras hacemos trabajo de género, mientras empezamos a reconocer que no se puede asumir el género de una persona por cómo se viste, por cómo es su cuerpo, por cómo se llama, o lo que sea, tenemos que seguir luchando, porque la gente que nació en este sistema en el que quien tiene cromosomas xx es mujer fue oprimide por ello sigue sin tener equidad. El mundo sigue siendo patriarcal y machista y aquellas personas que nacieron con biología “femenina” fueron oprimidas, así que hay que acabar con esa opresión y hay que entender que sí, que yo puedo preferir los pronombres masculinos o los neutros, pero a fin de cuentas el patriarcado sigue oprimiéndome como mujer, porque me ve como tal. Porque el patriarcado está en el paso anterior, todavía no reconoce que existe la opresión hacia la mujer, entonces menos va a reconocer que existe la opresión hacia las personas de géneros que no son binarios. Porque a mi se me invisibiliza y oprime cuando se me llama con la “a” por mi aspecto, pero también se me oprime cuando se me grita por la calle, cuando se me deniega un trabajo por la posibilidad de embarazo, etc.
Entonces, para cerrar, les quiero proponer que empiecen a dejar de asumir el género de una persona, porque puede que hoy en día en el 99% de los casos acierten, pero si no lo hacen lastima y mucho (lloré todos los días durante dos semanas enteras porque me odiaba por querer vestirme de una manera y que la gente no me fuera a llamar por el pronombre que prefería, porque odiaba que me gustara mi cuerpo y aún así preferir los pronombres masculinos, porque me lastimaba muchísimo cada vez que yo me sentía muy masculino y la gente en la calle o cara a cara me trataba con la “a” y llegué a odiarla, porque todo esto hizo que pasara a ver mi cuerpo y odiarlo por no ser masculino, porque eso facilitaría las cosas; porque amo mi voz y adoro cantar pero durante dos semanas me planteé iniciar algún tratamiento que la agravara para que la gente dejara de asumir que soy una mujer).
Y también quiero recordarles que el feminismo hoy en día es importante y como colectivo femenino tenemos que unirnos.


Gracias por leer <3<3