Un lugar guardado para algo
Autora: Luciana Cáncer
Libro autoconclusivo
Avisos de contenido del libro: anorexia, adicción.
Resumen
Luciana Cáncer nos presenta una autobiografía, en la que explora su vida y la indiscutible transversalidad de su anorexia y de su abandono.
Reseña
En primer lugar, lo que más quiero destacar de este libro, es que es sin dudas un entrelazado magistral de palabras y emociones que como resultado da la sensación de ser olas estrellándose: se estrellan en vos y te relatan de una forma alucinante y poderosa como la marea en sí la historia (fáctica y abstracta) de una enfermedad descomunalmente compleja.
Realmente me encontré sintiendo en carne propia todo lo que la autora iba narrando. Te desgarra poco a poco, palabra a palabra, te transmite abatiéndote la sensación de vacío que atraviesa a la historia. Dos vacíos: el de la ausencia de otros y el de la ausencia que la protagonista recrea en su interior, de comida.
Describe de formas nuevas, al menos para mí, a la anorexia, y además la trae sobre la mesa con todas las letras, sin una pizca de miedo de hablar de lo que en verdad pasa, pero tampoco romantizando ni mucho menos vanagloriando nada. Cuenta, describe, remueve.
Si me siguen en Instagram, van a ver que el libro quedó todo marcado. Más allá de la historia y de lo conmovedora que es en su conjunto, realmente tiene frases y párrafos enteros que son muy especiales. Además me dio la sensación de que te cuenta y se abre mucho, pero no te trata como a un lector incapaz de leer entre líneas. Al contrario. Te deja al borde, muchas veces, para que vos interpretes.
Me parece que algo que hace particularmente bien es plasmar la sensación de "vacío", y mezclarla con el concepto que aparece ya desde el título: estar guardando lugar para algo. Y lo explora desde muchos ángulos, obviamente con la enfermedad como arista principal, pero también desde sentir que no es suficiente una relación como para ser querido, como para hacer lo que se quiere hacer, como para no ser abandonado. Siempre habrá un "otro mejor", otra situación u otra persona más acordes, siempre desde el lugar de un falso resguardo en la posibilidad pero siendo que contemplar todas las posibilidades únicamente paraliza.
Creo que lo que trato de decir, en parte, es que la autora se despoja de la idea estándar de que la anorexia responde única y exclusivamente a una necesidad de control sobre algo que, justamente, no puede controlarse. O más bien, expande esta visión. Se aleja de la representación usual de una adolescente en cuya vida suceden cambios que no puede explicar y entonces no come. No come y emboca en comer todo el temor que le producen esos cambios. En cambio, Luciana Cáncer bucea en su propia historia para traernos a la superficie algo más, más profundo y gutural: que hizo propio el vacío que sentía fuera.
En la contratapa, aparece una frase de Santiago Llach: "(...) la ilusión como belleza en miniatura, los paisajes de una vida ofrecidos a la sensibilidad herida del lector". Ese retazo de lo que dice me parece muy acorde a la lectura.
Además, y algo que es clave, la autora (por ende la protagonista) no se queda en la posición de víctima durante este relato. Más bien, toma esa carta y la explora, piensa en cómo puede ser que la anorexia la haya hecho no ver muchas cosas por estar pensando en su propio dolor, en cómo la anorexia, paradójicamente, ocupaba todo ese "espacio guardado para algo".
Termina siendo indiscutiblemente crucial que la autora hable de todo teniendo actualmente 48 años. También en eso escapa de la representación en general respecto a esta enfermedad: adolescentes. Pero, ¿qué pasa con las mujeres adultas que han sufrido esta enfermedad? ¿O que la están sufriendo? ¿O que la sufrirán? Hace mucho daño acotar la anorexia o cualquier trastorno del comportamiento alimenticio a una franja etárea tan reducida. Supone demasiadas cosas que sólo pueden ser a peor.
En fin. Me parece que este libro es totalmente relevante. Recomendaría ir con cuidado si se considera que puede tenerse una sensibilidad particular con el tema. Es fuerte. Repito, no morboso ni romantizador, pero fuerte.
Por último, me pareció muy bien, además de que contextualizara su enfermedad con el resto de los sucesos en su vida (que ayuda inevitablemente a entenderla como lo que es), el cómo lo fue haciendo. La elección de tiempos, de párrafos, todo.
Mi puntuación:
10/10
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